Muchas personas altamente sensibles tienen dificultades a la hora de relacionarse.
Sus características personales y su propia manera de ver el mundo pueden ser bastante distintas a las de quienes las rodean, lo que provoca que se sientan incómodas, muy solas, ‘utilizadas’, sobrepasadas…
Sin embargo, es posible (y deseable) ser altamente sensible y tener una vida social bonita y satisfactoria.